Había pasado tanto tiempo
que había olvidado cómo era
que dolían las palabras de ella
Cuando hablaba dulce y alegre
no más, por no más
otra vez, cuando llovía en Bogotá.
Había pasado tanto tiempo
que había olvidado cómo era
pasar la tarde pensando en ella
Y ahora que no hay qué hacerlo
o peor, acaso no encuentro
un par de lagrimas haciendo fila
los besos que no he dado
los ojos que no me miran
los labios que han huido
P.D. “tangueando altaneros”
2 comentarios:
Desde mi blog: Reflexiones al desnudo
Sensible tu escrito, muy sensible.
Te abrazo con aires de libertad!
gracias ... en serio gracias, un gran reflejo, genial escrito y sobre todo, pegando duro en el estomago del corazón
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