Tercera mordida

"El perro es el mejor amigo del hombre, pero el hombre no"

La navidad es una de las épocas más atractivas del año. No solo para los católicos o cristianos creyentes. Aunque ahora hay ciertas facciones religiosas que la desprecian. Pero es un tiempito del año en que todos se dibujan una sonrisa en el rostro, se revisten de tolerancia, caminan por las calles de la mano, se besan sin importar donde, en fin, son felices y no piden permiso.

Esta historia no sé de donde se me ocurrió y me parece escabrosa. Y en cierta forma sórdida: divertida. Una familia típica colombiana, ataviada de gorras y cachuchas y viseras; con ropas ligeras, exponiendo ese impúdico placer de la semi-desnudez que el altiplano obliga a ocultar; con viandas para el camino, los tíos, los primos, los abuelos y hasta el perro; empacados todos al vacio en, digamos, por decir algo, un Renault 12, o mejor, una Renault 12 break, en perfecto estado; inician viaje rumbo a algún paraje turístico nacional, digamos, por decir algo, tierra caliente, y atrevámonos a más, Villeta, o algo un poco más allá.

A una horita larga ellos han llegado al templado municipio de la vega. Han abierto las puertas del carro para el ritual de desentumirse del viaje y coger nuevas fuerzas para seguirlo, han dejado bajar hasta al perro. Entonces, cierran las puertas con criminal cuidado y raudos parten hacía las vacaciones prometidas. El perro, se ha quedado, a la vera del camino, digamos para no ser tan implacables: inocentemente olvidado. ¡Pamplinas! al mejor estilo europeo veraniego se han librado del pequeño estorbo, surtidor de pelambre, ruidoso cansón y caliente perrito.

Ha pasado la temporada de viajar y se vuelve a casa. Se sumerge la familia en el acolchonado calor del carro y se alistan en la palomera las prendas de algodón perchado, que cubrirán las ahora bronceadas piernas capitalinas cuando arrecie el frio. El viaje tiene ese saborcito amargo del final. Al llegar a un punto, digamos, para ser más dramáticos: La Vega, sucede lo inesperado. El cansancio, la pesadez, la modorra, el soroche; todo se confabula en contra del destino de esta familia y sufren un accidente. El carro estropeado y abollado se detiene y se niega a seguir el camino debido a las graves heridas. Los incómodos ocupantes del vehículo se soban las heridas y magulladuras, se quejan. abren las puertas, se apean a ver el desastre, y de pronto: lo increíble: El destino, ayudado por la sinrazón, el horror, el estupor, la ilógica, por todo.

De detrás de los matorrales a la vera del camino, emerge cansado, con facha de abandonado, un ovillo de pelos sucios ladrando con cierta alegría en los ojos. El perro, que no se había alejado mucho, reconoció el olor inconfundible de esa familia, su familia que inocentemente lo había olvidado, días atrás. Y sin ningún rencor, en acto humanísimo les brinda su cálida compañía.
Dos reflexiones: Más noble el corazón del perro que el de sus amos, que sin merecer su perdón y su afecto, los recibieron sin prejuicios ni juicios. Y segundo. Que bruto el perro, el único que vuelve a donde no es querido.



El cuento

"hasta la eternidad es larga para un dios"
fs


El cuento de tu mentira y mi verdad
es el cuento de estar contigo
o irme con otro

El cuento de ir a la calle a protestar
es andar juntos porque si o no
pero andar juntos

El cuento del vecino de ventana
es decir hasta por los poros
lo que oye en tv

El cuento que nos hechas sabe a caca
a polos opuestos sin besos
a con dios* te ves

El cuento que hace rato se repite
El cuento este de nunca acabar
El cuento del si
El cuento que hace rato nos repites
El cuento harto ya de no acabar
El cuento del no

Segunda mordida

las macotas también se parecen a sus dueños

Viajaba yo en transmilenio cómodamente. (Aunque les duela, prefiero eso y no los pulgientos buses del transporte regular, hoy tan defendidos por algún sector, que espero no tengan afinidad por cierta especie) Como es normal el bus se va llenando y aparecen entonces dos personajes, que supongo subieron cada uno por una puerta distinta. Estas cosas, en la calle, pasan así: Cuando uno se entera, ha pasado la mitad, luego todo se desvanece y la gente sigue su rutina, sin siquiera agradecer.

Me sobresalté por los alaridos de dos sujetos de ropas muy normales, caras muy normales y que parecían tener vidas muy apacibles de trabajos tensos, comida en casa y ciclovía con perro. Alguno debió molestar al otro o viceversa, tal vez: y viceversa.

–¿Qué le pasa huevón?
¿Qué le pasa a usted?
Pues a mi nada, pero usted esta jodiendo, ¡O qué es la joda!
¡Pues diga a ver!
¡No pues fresco! ¿Qué tal éste?- miraba alrededor y señala con la palma como buscando aprobación queriendo formar alguna hinchada
–Noooo, este pendejito
–Ningún pendejo, nada
si claro ahí si se hace el huevón
¿qué tal ah?
eeeh!

Y así sin más siguieron su paso, cada uno hacia extremos opuestos del bus, como dos perros que se cruzan en la calle

-¡WOuf! ¡WOuf!
-¡Wauf wauf wauf wauf!
-¡WOOuf!
-¡wauf waufgrrrrrrr!
-¡GRRRRR!
-wauf
-Wouf

Y son halados por sus dueños, raudos en patines, que pierden los ojos en las nalgas apretadas de la niña del bicicletero azul.

Si sé, pero no puedo hacerlo sin ti

la verde luz al fondo también es poeta

"Llévame grabada en tu corazón
¡llévame grabada en tu brazo!
el amor es inquebrantable como la muerte;
la pasión: inflexible como el sepulcro.

el fuego del amor es ciego como la noche
el agua de los mares no podría apagarlo
ni los ríos más caudalosos extinguirlo

si alguien ofreciera
todas sus riquezas
a cambio del amor:
¡burlas tan sólo recibiría!"

A ti

Primera mordida

Cuando se tocan temas de alta sensibilidad y las reacciones pueden cometer el error de llevarse a extremos no explícitos en el lenguaje; de asumir posiciones hitlerianas o maquiavélicas, es deber de uno como blogger, expuesto al escarnio de la red, hacerse un parrafo pequeño de descargos.

Ningun animal ha sido, ni será maltratado por las acciones directas o indirectas de este blogger ni de sus más cercanos colaboradores. Cualquier parecido con la realidad se deberá a que son relatos inspirados en hechos reales, pero que de ningún modo me obligarán a darle a sus protagonistas ninguna retribución, comercial, económica, industrial o de ningún otro tipo no contemplado; pues yo tampoco me beneficio, casi me fastidio y además: no lo merecen. El autor de esta serie se declara inocente de cualquier intento de sospecha sobre maltrato animal e inhabilitado para la convivencia extrema con cierta especie cuadrupeda de la que trata esta serie.

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Como perros y gatos.

Hace un par de semanas termino en Cartagena el Hay Festival, y por segunda vez no pude ir. Espero algún día tener esa dicha. A este festival fueron invitados dos grandes músicos que vinieron en noviembre a dar un increible espectáculo, y en cartagena no fue la excepción.

Joaquín Sabina fue entrevistado y tocaron el tema de sus 6 gatos, que viven con él en Tirso de Molina. El entrevistador remató su introducción apelando a la división inherente que puede haber sobre la humanidad, entre los que aman y los que odian a los gatos; es bien sabido que despiertan sentimientos opuestos, nada de babastibias.

-Hay quienes son alérgicos a los gatos, ellos no tienen la culpa, los demás no merecen vivir- sentenciaba el cantante en medio de las risas de los espectadores.

-No entiendo como pueden- añadía- ir a la playa y aventar 25mil y tantas veces un palo o lo que sea, y el perro volver cada vez babeando. Un gato jamás se prestaría a semejante indignidad-

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hay quien dice que dios* creó al gato para darle al hombre el placer de acariciar un tigre. No veo, entonces, para que cuernos ha creado los perros...Ah si, son celadores, lazarillos, rastreadores, buscabombas...es decir, poco más que un buen mueble...

Ciñéndome a los consejos de mi tutor Maffla termino por hoy en este punto. De esto se tratará todo, vendrán más historias inverosímiles asi que vuelvan por aca más seguidito.