De la ruana a la corbata (lo que diría una ruana)

Debido al frío de la sabana, los indígenas precolombinos (incluidos los actuales) cubrían sus torsos con prendas de lana, y entre ellas se destaca, la hermosa ruana. Valioso descubrimiento que hizo el conquistador español al llegar al altiplano, en el centro del país; después de viajar desde las costas, a través de ríos, sufriendo inclemencias tropicales de todo tipo para llegar, por fín, a una región donde descubren como protegerse del frío gélido de las mañanas de la sabana.

Hasta nuestros días la ruana abriga las humanidades de cientos de campesinos del altiplano cundiboyacense, e incluso ha sido exportada a otras ciudades, y otras latitudes que hoy la hacen suya con historias que hilvanan otras telas con esta ruana traída del nuevo mundo. Marcaba un estatus social entre nuestros indígenas, y también lo hizo después del descubrimiento. Asociada a la pobreza del campesino, a la ingenuidad de estas tierras, la ruana ha ocupado un lugar privilegiado sobre los hombros de estos gigantes.

La historia de este pueblo enruanado esta salpicada de ingenuidades y chascarrillos, perpetrados por la elite social repleta de criollos: gentes que han roto sus capas para hacer ruanas, o españoles nacidos en el nuevo mundo, que no es lo mismo, pero es igual.

Así fueron descubiertos muchos de los indígenas de estas nuevas en inhóspitas tierras: enruanados. Cubrió, luego, a los bogotanos que salieron, en un momento de efervescencia y calor, a luchar por la ruptura del florero de Llorente: la mejor excusa para pedir libertad. Detuvimos el progreso del telégrafo, esta vez sin ruana, ni sombrero, ni alpargatas y sin pensar. Con ruanas empuñaron el fusil, liberales y conservadores, buscando mayor participación en el gobierno, destruyendo la infraestructura que había hecho de Colombia, ejemplo en America Latina. Cobijó al gobierno al licitar grandes obras y ceder las ganancias a empresas extranjeras, también cuando canceló contratos, demandó y volvió a cederlos a los mismos de antes. Incluso hoy, a la tierna edad de casi 200 años, sigue intentando hacer funcionar un método que drena al país de sus riquezas y nos obliga, que irónico, a vestirnos de ruana, en esta era neo-conquistadora.

La ruana también es símbolo de la humildad de nuestra gente. Entramos enruanados a la misa y saludamos enruanados y persignados al concorde en este siglo, y luego volvimos de ruana al aeropuerto para ver aterrizar el coloso de los aires. De ruana en Manizales subimos por escaleras eléctricas, por primera vez, en este nuevo siglo. Y muy enruanaditos nos contentamos con ser dueños de la mitad menos uno de nuestra Colombia de lana virgen.

Lo malo de la ruana no es su calor labriego, ni el campesino que la porta de madrugada. Lo malo es que agachamos la cabeza, sobre el cuerpo enruanado. Ante las grandes inversiones de capital extranjero, por que somos una nación, atractiva para el mundo, ¡con qué futuro! ¡Y qué empeño! ¡Y qué orgullo!: nos agachamos. Ahora la ruana no es ignorante, no es humilde, ni mucho menos campesina. Ahora la ruana denigrante es la del estudiante que aprende a aprobar, la del gobernante que aprende a copiar, la del maestro que se dedica a cobrar, la del jefe que no valora lo que hace quien trabaja, la del trabajador que no valora lo que hace y añora una cena, un acenso, una migaja.

La ruana: ¿Quién fue el osado que te hizo descender de la capa hidalga? ¡Pamplinas! Todos, al fin de cuentas, tenemos ruana.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A los colombianos nos falta identidad con nuestras raices, el identificar nuestra cultura con orgullo, dejar a lado el criterio impuesto por el entorno consumista q nos hizo creer algún dia q todo lo q lleve una marquilla o titulo de extrajería es mejor, por lo q nos esforzamos en crear productos con marquillas falsificadas, sabiendo q son NUESTROS productos, sin embargo, si salieran así al mercado, simplemente las ventas no serían las misma, por nuestros propios prejuicios. La ruana deberia ser llevada con orgullo por cada colombiano, en cada momento de su vida, con la cabeza en alto gritando a los cuatro viento, esto hace parte mi, esta es mi cultura, esto soy yo...

Ursula dijo...

Ola, moro Rio Grande do Sul, que faz fronteira com a Argentina. Minha tia comprou uma Ruana na fronteira e agora estou a procurar informações sobre a origem desta vestimenta linda, pois faço artesanato em tear (telar, em espanhol, acredito!). Meu espanhol ainda é ruim, mas vou aprender, porque adoro a cultura da América do Sul. Adorei o blog. Um abraço, Ursula