Feliz día de... (descargos de un amnésico)

Hoy recuerdo que eran como las diez de la mañana. Hacía 2 horas más o menos, quizá más, que trabajaba en el computador de mi casa. Mi hermano subió, hablamos y caí en cuenta. Un corrientazo estremeció mis piernas y manos. Ágilmente bajé las escaleras de madera y fui al cuarto de mi madre a darle ese abrazo que tanto merece, día a día, el día de su cumpleaños. Hace un tiempo, pero más tarde, recibí una llamada al celular: era mi novia. Hablamos de las cosas que hablan un par de novios, que no difieren mucho de las cosas que habla cualquier mortal, excepto, considerando la fecha, el tierno reclamofinal, por no haberla llamado en todo el día a decirle alguna tonta cursilería con motivo del día de la mujer, o de las mujeres. El día del maestro mi padre tampoco recibe su manzana, ni el día del padre un caluroso abrazo matutino sino msd bien vespertino. Puedo profetizar que mi hermano tampoco lo recibirá el día que sea padre. El día de la madre y los cumpleaños de media familia son también causales de vahídos, temblores y angustias.

Demostrada a priori mi dificultad para fechas memorables, me justifico, haciendo gala de esta habilidad para excusarme que tanto he cultivado a lo largo de mi vida. Pero antes, para no dejar de ser humilde, acepto los cargos y me declaro culpable. A continuación intentaré demostrar, sin mucho éxito, que soy inocente de ser culpable.

En mis días escolares esperaba con ansias los días del padre, madre y maestro, parecía que en esa época no había más. Y esa época no fue hace mucho a decir verdad. Me levantaba temprano y preparaba menjurjes apenas comestibles de desayuno, mi golpe preferido y muy temprano en la mañana ofrecía un sincero y fuerte abrazo, un beso y un golpe de calabazo que mi abuelo a bien me heredó. Ya en el bachillerato, y bien entrado en el, se hizo importante el día de la mujer, como excusa perfecta para aproximaciones que no tenían mucho sentido sin otro particular.

Luego en la universidad ya la cosa cambió. Cada facultad se preocupa por su día y los días afines, y surge así una lista casi interminable. El día del Ingeniero que no me celebran jamás, el día del médico, el del hombre, el del celador, el de la tienda, el de salir, el de entrar, cualquier cosa merece su día en la universidad. El día de la mujer se vuelve una cosa realmente complicada y siempre tuve, a dios gracias, el amigo cruel y despiadado que no se olvida de llevar un ramo enorme que desgrana al paso de cada muchacha, amiga o no, novia o no, conocida o no. Con esta cantidad de días para recordar entiendo perfectamente por que mujeres y hombres del mundo se suscriben a las páginas de amigos y cumpleaños para poder estar pendientes de un día en particular o de una celebración y no pasar las vergüenzas que me han llegado a curtir.

He olvidado todos y cada uno de los días acá mencionados, y por supuesto esos que no menciono. No celebro ni siquiera el mes con mi novia, no llevo la cuenta, y la verdad espero que ninguno de los dos sepamos que día puede ser. No celebro el día de la mujer ni del hombre, a duras penas recuerdo los cumpleaños de mi núcleo familiar, día de la madre y del padre ya con algun esfuerzo y afectación de planes. El único día que tengo en cuenta es el del amor y la amistad, pues es escasamente distante de mi cumpleaños, y en ocasiones es el mismo. Entonces, no diré que es que eso se debe celebrar todos los días. Pero si digo que es más cálido cuando se celebra por que se tiene en cuenta sin esfuerzos. Así no hay llamadera el día de mi cumpleaños, así no hay ansiedad el día del cumpleaños de otro. Estos días no requieren más esfuerzo que el de valorar sus principios y propender por lograrlos, acto por demás importante y justo y digno de mareos.

Hoy entonces Feliz dia de...

2 comentarios:

ANGELA dijo...

Declarado Culpable!!, me gusta lo que escribes, pero no justifica el hecho, he sido victima de tus olvidos Don amnesico!, pero cabe resaltar que cuando decidimos que es un día para celebrar son de lo mejor aun sin planearlo. besos

Anónimo dijo...

Algunas veces no es sólo cuestión de olvido sino de tedio por tantas celebraciones que algunas veces no se quieren celebrar. Creo que siempre será mejor un abrazo sin motivo alguno que las muchas llamadas el día del cumpleaños o las mil felicitaciones en un día particular.