Sol

Antes de venir al trabajo, esta mañana, habían sucedido demasiadas cosas ya. Lo último, lo que mas recuerdo, fue el viaje. Anoche compré dos libros, uno que acababa de regalar y reponía, y otro, que si bien había leído no lo tenía. Escribí alguna dedicatoria personal a manera de homenaje al ejemplar anterior y hasta esta mañana empecé a releer el otro volumen que compré.

Una amiga muy especial, porque compartimos un tumultuoso pasado que interseca nuestras vidas, me ha pedido que do quiera que hubiera ido le trajera enfrascado, un poco de sol. No sabía ni supe cómo hacerlo. Pero esta mañana, sumergido como estaba en la lectura y en esa como alienante música que escupen los reproductores mp3 del mundo, me acordé de un tipo muy especial. Lo conocimos porque vende artesanías de cartílago de tiburones que no mata, detrás de los ventanales de la puerta de un bar minimalista de cocteles. Lo conocí porque se sentó a mi lado. Lo conocí porque de algún modo noto ahora que otros notan que soy buen tipo, aunque a veces lo noten aquellos que no considero para nada buenos. Pero este tipo no es así, se sentó y nos hablo por horas y horas de todo lo poco que sabía que resultó ser demasiado par mí. Incluso mi compañera, aunque sea una leve compañera coqueta y sin esperanzas, incluso ella se sintió mal por como me empecé a sentir, tuve que decirle que no eran los tragos ni el clima, sino lo que él decía. Pero este tipo decía cosas cada vez más interesantes que ni la música de al lado era capaz de apagar. No voy a decirles nada de lo que dijo este tipo, hay mejores cosas.

¿Por qué dios?, ¿Por qué nosotros? y así fue que él, tras callarnos la boca a dos profesionales educados, cogió mi cuaderno de poesía y escribió:

“La vida, el hombre, el espíritu, tres cosas diferentes, con sonido propio = La voz es Dios”
SOL

A ti que querías algo de sol

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