Artículo 75. El espectro electromagnético es un bien público
inenajenable e imprescriptible sujeto a la gestión y control del Estado. Se
garantiza la igualdad de oportunidades en el acceso a su uso en los términos que
fije la ley.
Para garantizar el pluralismo informativo y la
competencia, el Estado intervendrá por mandato de la ley para evitar las
prácticas monopolísticas en el uso del espectro
electromagnético.
Artículo 76. La intervención estatal en el
espectro electromagnético utilizado para los servicios de televisión, estará a
cargo de un organismo de derecho público con personería jurídica, autonomía
administrativa, patrimonial y técnica, sujeto a un régimen legal
propio.
Dicho organismo desarrollará y ejecutará los planes y
programas del Estado en el servicio a que hace referencia el inciso
anterior.
Artículo 101. (…)También son parte de Colombia, el
subsuelo, el mar territorial, la zona contigua, la plataforma continental, la
zona económica exclusiva, el espacio aéreo, el segmento de la órbita
geoestacionaria, el espectro electromagnético y el espacio donde actúa, de
conformidad con el Derecho Internacional o con las leyes colombianas a falta
de
normas internacionales.
Sin duda un documento idealista, un santo grial que la sociedad colombiana desconoce pero añora, una utopía superlativa en un país tan campesino, tan buenón, tan ingenuo, tan cansado, tan sagrado, tan enruanado.
Hace 150 años todo este cuento del espectro debía parecer cosa de mandingas. A cualquier incauto Colombiano promedio, cualquier indicio de su uso en telegrafía debía resultarle poco más o menos un pacto con el diablo. Del mismo modo que la radio, la televisión, la Internet y la telefonía celular han pasado por el purgatorio de la incredulidad mucho antes de masificarse. Hoy no quiero ni pensar en qué puede venir, por temor a meterme en sacros o profanos territorios.
Pero puedo ponerme a pensar un rato breve en cómo este país maneja sus activos intangibles.
La felicidad es lo mejor que tenemos. ¡Vaya! seguro nos reímos por cualquier tontada. Somos parte del top 10 de los países más felices del mundo. Basta con mirar por la ventanilla un domingo en ciclovía: Sarmago acaba de decir que nos vemos felices. De todos modos me parecen largas las caras. Somos más bien una sociedad cansada de pedir permiso para reír y nos reímos de nuestras desgracias y confiando en dios*, mañana será mucho mejor.
Nuestra constitución consagra, amén de los territorios tangibles, (respirables, nadables y volables) el espectro y la orbita. Establece, pues, el derecho a ejercer soberanía en ellos. El espectro electromagnético es una banda de frecuencia que va desde algo menos de 14Khz, hasta 1000Ghz, aunque Colombia solo se ha reglamentado hasta poco menos de los 300GHz. Servicios y actividades, en buena parte militares y de telefonía, así como astronómicas, de investigación espacial, posicionamiento global, meteorología, aficionados, satélites, en fin; surcan ese pedazo de Colombia. Un espectro tan regulado que se espera que esté siendo bien aprovechado, pues es territorio Colombia. ¿Lo es?. Basta mirar que empresas nos cobran por usarlo.
Pasemos a otras cuestiones. La orbita geoestacionaria en un país sin trayectoria espacial más amplia que el novísimo pico-satélite Libertad I, que no se si usará nuestra orbita, no debe ser muy concurrida ni congestionada. Considerando que en el mundo el 80% de los aparatos satelitales se desplazan en dicha orbita, y que solo 10 países en el mundo tienen el privilegio de tener territorios sobre el ecuador[1], Colombia esta en una posición de privilegio pero ha perdido demasiado tiempo en su explotación. Cada día que pasó y pasará, condenará nuestra reducida participación geoestacionaria a un espacio más para la renta o venta al mejor postor.
La constitución, es fiel reflejo de nuestra enruanada idiosincrasia y el término “dominio” se ha escapado. En 1991 en Colombia no teníamos ni puñetera idea de lo que era Internet. Mucho menos íbamos a imaginarnos que ese fenómeno nos brindaría, sin costo alguno, un anexo a nuestro territorio llamado: dominio .co. Esta falta de visión por poco nos mutila aún más el país. Diez años después, masificado el uso de Internet, excusados en una iniciativa de alguna empresa canadiense, la Universidad de Los Andes puso en venta el dominio .co como un dominio de segundo nivel. Es decir, competir con el dominio .com, ofreciendo la posibilidad de usar el dominio colombiano y permitir la creación de página como: www.miempresa.co. A penas 8000 dominios .co existían en Internet para el año 2002, contra cerca de 22 millones de .com justificación absoluta del negociazo. Hubo mucha alharaca y puntos a favor y en contra. A favor: la ridícula forma de obtener más recursos para los pobres pilos que aspiran estudiar en Los Andes, universidad que otrora usaba la declaración de renta para establecer las matriculas ahora niveladas con estándares internacionales y enmendada luego con algún contentillo para el resto de la educación colombiana. En contra: que es territorio Colombia ¿O no?.
El colombiano promedio goza de la explotación del espectro cuando habla por su teléfono móvil, o enciende su televisor de servicios por cable, envía y recibe correos electrónicos desde un celular, enciende su radio en alguna emisora local o habla con su familia desde el medio de la selva y guerra. Empezamos nuestra carrera espacial con el lanzamiento de Libertad I. Definitivamente un magnífico escenario de aprovechamiento de nuestra soberanía intangible.
Todo esto demuestra una cosa. En un paisito en el que cada día se sobrevive y ya no se elige ni siquiera el día de morir; nos hemos dedicado a que no nos jodan más la existencia y nos dejen trabajar por un pucho a fin de mes. Colombia ya no se autosatisface, pues los únicos que compran colombiano viven fuera y sus pasaportes son de otro color.
*Colombia ya no dice ser exclusivamente católica, y la minúscula es mi forma de permitir a cada quien imaginarse a su propio dios y no sólo a Dios.
[1] En 1976, Ecuador, Brasil, Gabón, Congo, Indonesia, Kenia, Somalia, Uganda, Zaire y Colombia, los únicos diez países que gozan el privilegio de poseer una órbita geoestacionaria manifestaron que los “países ecuatoriales proclaman y defienden en nombre de sus respectivos pueblos la existencia de soberanía sobre este recurso natural”. Reunión tratamiento jurídico de la orbita geoestacionaria, CCE, Noviembre 17 de 2006
2 comentarios:
quiero co9mpleto
SANTA MARTA COLOMBIA
Esto esta muy bien redactada solo que falta mas entendimiento en cuanto a que los niños y niñas tambien buscan imformacion sobre esta orbita ellos no pueden entender facilmente
agradesco su atencion
att la dama enmascarada
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